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PERRO GUARDIAN... ( CRONICAS DE UN SUPER HEROE... )



Había pasado un buen tiempo en que yo estaba sin trabajo. Y cuando no tienes nada que hacer hasta respirar te aburre.



Yo estaba quebrado. Quebrado. Y nadie me daba una mano. Incluso los más amigos.

 Pero no todo era malo. Tenia mis licencias por ser reconocidamente bueno para la joda. Me invitaban constantemente  a parrandear. Pero yo no podía sentirme  bien con eso. Necesitaba  urgentemente gastar mi vida en otra cosa. Sentirme útil.

Paso que un amigo me ofreció una pega. Me dijo: no te puedo pagar más. Haré lo posible por que ganes lo suficiente. Pero dentro de lo que yo pueda hacer por ti.
Ni siquiera lo pensé.
Bueno, dije. Te agradezco.  ¿ Quien iba a saber  donde yo me estaba  metiendo ? 

Me compre unos zapatos baratos de plástico que simulaban cuero, con una bonita marca china en la suela  para la entrevista.  Quería ir bien presentado y no tenía más dinero. Planche mi mejor traje. Que hace mucho tiempo no usaba.
En realidad no uso traje nunca y soy muy cuidadoso con mi ropa. Por eso estaba casi nuevo. No como mis jeans sin marca. Bastante deshilachados en la bastilla.

Repase mentalmente mis mejores modales. Cosa que no me cuesta mucho. Pretendo ser amable por naturaleza. Aunque a veces, lo reconozco, me cuesta demasiado.



Cuando llegue  a la  central, a las ocho y media de la mañana. Me tuve que levantar a las cinco y salir para no se donde. Harto lejos quedaba. Tanto que me dormí en el bus de camino de ida y de camino de vuelta. En el metro no. Iba apretujado entre mil personas y de pie en un rincón.

Cuando llegue; espere por casi dos horas.
 Después más de media hora más. Nadie sabía quien nos entrevistaría. Ni siquiera los guardias permanentes del edificio .O mejor dicho. En el escueto lenguaje de los uniformados, “de la locación.”



Llegaron todo tipo de postulantes. Algunos con tatuajes en los brazos hechos con tinta de pilas. Como los que se hacen en las cárceles.

El tatuaje era lo de menos. Pero el vocabulario. El vocabulario. Me hacia sentir desenfocado. Aunque sin hablar. O mejor. Respondiendo en monosílabos. Pude disimularlo muy bien. ( Me hice pasar por rudo ) tan solo miraba fijo y respondía.
En lo demás… ?
Me ayudo mi tamaño. Ni mucho ni poco. Solo lo suficiente ancho de hombros.



Llego el entrevistador. Con suerte tenia algo de educación media. Y que hablaba medio trancado.  Me miro de reojo y me mando a las oficinas. Pero antes nos alecciono de cómo debíamos portarnos los que fuéramos calificados para el trabajo.

Seriamos guardias de seguridad. Y debíamos lucir impecables.
“Tan acicalados como él !!!” Dijo apuntándome a mí. Causando risillas entre mis futuros colegas y compañeros en armas.
( Por culpa de ese desgraciado todos notaron que yo no era de ahí )



Entré a la oficina. La secretaria me hizo esperar casi media hora más. Y sin darme cuenta. Después de memorizar, de tanto leer los folletos de la empresa, las virtudes de nuestro mesiánico trabajo. Apareció el ejecutivo a cargo de la inspección.

Luego de un rato de hablar me dijo: ¿ Estas seguro que no te molesta trabajar aquí ?
No. Para nada. Respondí con entereza.
Esto lo veo como un trabajo de transito. Arqueando las cejas mientras me pasaba un formulario.

El…?
Me miró. Debió haber pensado que como me recomendaba un amigo, que era un alto ejecutivo, de él y también mío. Estaba bien mi respuesta.



Entonces rellene el formulario.

Sangre ?
Sí. Por supuesto. Tengo mucha.( Me decía mientras anotaba mi tipo sanguíneo )
Edad?
La suficiente como para no estar aquí… ( Seguí jugando conmigo en mi mente )
¿ Es jefe de familia ?
¡ Con este sueldo… !!! claro que no !!!
¿ Tiene alguna carga ?
 Se me esta cayendo el cabello… !!! ( Sí. Yo también note que no tenia sentido )

Ahí  fue cuando me detuve.  Por algún motivo no podía reírme de mis propias bromas


Treinta minutos después yo estaba vestido de azul. Con una placa plateada y metálica en mi pecho.( Y con una gorra gris de estacionador de autos que todavía conservo )
En destino a mi primera unidad como guardia de seguridad.

( Después al tiempo sería jefe )



Llegue a una universidad privada donde el jefe de seguridad era metodista pentecostal. Y quien sabe por que motivo nos pusimos a hablar de teología.
No discutimos. De alguna forma estábamos de acuerdo.

Y al despedirnos, después de que yo, ( Sin que el se diera cuenta)  para entretenerme, me distrajera mirando solapadamente a las bien formadas piernas de las universitarias. Para las que el guardia de seguridad era, no más ni menos, que un artículo inmobiliario del establecimiento.

Porque nadie parecía notar mi presencia. Aunque pase medio día cuidando un sifón con agua y nadie me llamo para el almuerzo.

En fin. Después de terminar con mi jornada, el hombre me bendijo deseándome buena suerte.
 Suerte que en realidad iba a necesitar. Por que no imaginaba el saco con ratas en el que me estaba metiendo yo solito.



El día siguiente si que fue extraño. Me  destinaron a una corporativa gigante. Donde  a los jefes de seguridad los veían como el último eslabón de la cadena alimentaría. Y yo ya era jefe ( ¿…? ) gracias a mi amigo.

Aunque puedo jurar que el actuó en su más sano juicio, e hizo todo lo que más pudo motivado solo por su buena fé.

En serio !!!   Mis nuevos jefes eran unos animales que rayaban en la bestialidad. Eran unos animales de cuello y corbata. Con mucho dinero. Y según ellos… eran hombres de mucha importancia. Pero para mí. Más valía un pedazo de excremento de mono.



Y aun así, un par de colegas,( o  pedazos de bestia ) que yo tenia. Admiraban hasta caérsele las babas a estos pelmazos.

( Con el tiempo me di cuenta que no eran normales, así que los evitaba cada vez que podía ) Cosa nada fácil porque me los topaba en cada turno.

Los anormales allí abundaban.
Y les molestaban las buenas personas. Por eso se molestaron conmigo cuando yo no me uní a su “club de maracos”.

Una vez me dijo uno: “ nosotrosh” ocupamos el último “lugard” de entre todos los que estamos aquí ” ( Tenia unos horribles problemas de dicción que parecían algo como un extraño acento extranjero )
Tratándose de hacerse el vivaracho y experimentado.
“zorro correteado”se decía. Pero en realidad no lo era. Solo era un perro amarrado en algún rincón del patio de la casa de su idolatrado “súper jefe”. Un troll que trabajaba en la contraloría del edificio. Y que solo le faltaba tener las patas peludas y las orejas puntiagudas para ser hijo de una rata.



Si tu te vez de esa manera, “Garoto” (Así le decían) No estas nada bien de la cabeza !!!
Le respondí mientras  el otro jefe de guardias me observaba con ironía. Que era un enanito de gafas muy solapado y ladino.

Y me fui a supervisar la barrera del puesto de los estacionamientos. Porque tenia a uno de mis “mirmidones” parado hace rato en el frió del estacionamiento del edificio de servicios.


¿ Que clase de hombre se menos precia de ese modo ?
Al cabo de un tiempo. Ese tipo de razonamiento me explico muchas cosas.


Después supe que “el Garoto” me había jurado odio eterno.
Le fallaba “chiclere de baja”. Tenia una “panne” en la cabeza.

Al poco tiempo de este pasaje domestico y sin sentido. Oí que a mi enemigo jurado le había ocurrido una sabrosa anécdota:

 Que de alguna manera tubo la fantasía de que la secretaria del edificio de recepción de servicios estaba algo más cariñosa con él que de costumbre. ( Le había pedido que le trajera un café de la maquina al lado de los sanitarios )
 Y que él había sucumbido a este “encantador acontecimiento”.


Yo creo que, posiblemente medio en broma o medio en serio, lo azuzaron, sus supuestos amigos; para reírse un buen rato a costa de sus delirios de “niño limítrofe”.


Porque este tipote no encontró nada mejor para manifestar su amor, que pegarle unos bruscos codacitos en las costillas varias veces, en todo el transcurso de la mañana.
Así como si estuviera jugando con alguna pololita de su liceo. ( Quizás esperaba que le dieran  “un besito”.)


Vaya a saber uno lo que pasa por la cabeza de un mono amaestrado que no reconoce la realidad de los hechos.


Porque. La reacción de la minita platónica “del Garoto” no fue ningún cariñito. Todo lo contrario
.
 Nada. Nada. Nadita de amor.


Contaban que fue lo más parecido a una erupción. Con terremoto y todo !!!

Gases sulfurosos. Humo. Estruendos y ruidos. Rayos y centellas !!!
E incluso que hasta saltaron “piedras pómez” disfrazadas de chuchadas; que algún lugar fueron a dar. ( Pero todas apuntaban al “Garoto” )


Todo entre alguna risita burlesca, y uno que otro llanto burlesco de ironía.


Todo un rió ardiente de estimulantes palabrotas de la boca de la jovencita.

Y que al parecer esto dejaba más que claro, a todos los que estaban en ese puesto de guardia, y por sobre todo a él. Que la “minita”, no quería seguir jugando.

Es más.
Según los entendidos. La afrodita del “Garoto” nunca supo que estaba “jugando” a los codazos con este simio.


Y al parecer. El “Garoto” tampoco notó “las obvias indirectas” que vomitaba roja de rabia, y con mucha razón. La desesperada; y antes muy, pero muy compuesta, secretaria corporativa.


Si este tipo ya estaba “chalado” de antes. Su mal correspondido amor lo trastornaba aun más.
Tanto que se podían llenar varios contenedores con sus desvaríos.


El amor. O su idiotez.


Uno de los dos era demasiado grande.



Por eso la acosaba hasta humillarse por completo. Y todo por una linda secretaria morena de ojos claros.

Y la morenaza. Por lo que era sabido. Jamás le dio alguna vez un trato amable como para que, este rengo colorin  y sobrealimentado galán, se sintiera alentado a cortejarla.

Solo le pidió un café; de esos de sabor a plástico , de las maquinas expendedoras.


Estaba chalado. Chalado. Chalado.


Y parecía disfrutarlo.



Siempre enojado. Siempre serio y ceñudo. Insufrible. Insoportable. Tratando de pronunciar la “erre”( RR ) sin conseguirlo. Como un enorme gorila amaestrado de cabellos color ladrillo.

Y aun así.

 Era la mascota preferida del pequeño animal deforme que era nuestro “todo poderoso gran jefe”. Una sabandija un poquito más grande que un hobbit. Pero maligno, melindroso y teatrero.


Estoy seguro que cuando se miraba al espejo, se veía a si mismo: alto, musculoso y recio.
Por eso trataba de convencernos de que en realidad si lo era, con sus pintorescas escenas de corajes, gritos y gesticulaciones.


 Pobre. Estaba realmente “cagado de la cabeza”. ( Y eso que era contralor e ingeniero )


( A veces en este mundo de ciegos…al tuerto… en verdad que lo nombran rey )
Aunque sea un enanito de personalidad deforme.

Y este submundo en el que me había embarcado por casualidad. Era lo más parecido a “La Corte de los Milagros” de  Charles Dickens 
( “El Hijo de la Parroquia”. También mal conocida como: “Oliver Twist” )

Donde cada uno de los antagonistas de esta historia, era digno de una inquisidora; o simplemente curiosa, PERO MUY CURIOSA observación.


Un día se rompió una roldana de una puerta de seguridad. Era como una ruedita de aluminio  dentro de una gran mole de metal y vidrio reforzado.

Estaba ubicada en el riel superior del la gigantesca puerta corrediza.

El utensilio simplemente se molió con el uso.

Era usada poco menos que mil veces diarias. Porque era la única compuerta que conexiona el edificio de servicios con el edificio corporativo. Y pasaban más de seiscientas personas por día.

Todas con su respectiva tarjeta con clave. Todos y cada uno de ellos numerados, etiquetados e identificados.
Tanto por su tarjeta, como por los videos de seguridad que yo manejaba. Virtualmente imposible equivocarse.

La compuerta cedió por su propio uso.

Y esto era el inicio del escándalo. ( ¿…? ) Yo también me reí. Pero los otros maracos no.

Según ellos alguien la había roto.

¿ Como se puede romper de adrede algo que no se puede tocar ?  Ni con telequinesia.
Aunque estoy seguro de que cuando hice este comentario debieron haber pensado que se trataba de alguna comida exótica o algún partido político.

Aquí note que eran  más que “lelos”.

Ellos querían “una cabeza” para no tener que dar explicaciones a la otra bandada superior de estúpidos.
Que no eran muchos. Pero si muy estúpidos. Tanto que no se daban cuenta de ello. O al menos lo disimulaban muy bien con sus corbatas caras.
Ahí note  que el dinero no lo era todo (Y tampoco la inteligencia)  pero si que era un poderoso placebo.

Y  que a veces solo bastaba con caerle bien a una tenia más grande que uno. Para sentirse importante.


Y a mi me daba lo mismo.


Yo no iba a inventar un chivo expiatorio donde no lo había. Antes que eso me agarraba a puñetazos con cualquiera de estos subnormales.



¿ Porque no llamamos al servicio técnico ? dije. Podemos decir que fue “fatiga del material” ( Cosa que era verdad )

No me dijo Ignacio. El miembro mas antiguo “del club de los maracos unidos” que tenían sede en el edificio. ( Y estoy seguro que hasta bailaban “can can” cuando estaban solos ) Mejor seria que revisemos los videos de seguridad para encontrar el verdadero culpable.
 
¿…?  Pensé en el momento. Si pasan diez mil. Y justo en el fulano diez mil se rompe la roldana no es culpa de nadie. Todos sabemos que cualquier material se desgasta con el tiempo.

Hay que encontrar quien lo hizo. Dijo “el Garoto”. Mientras “Novita”, el enano ladino de las gafas, asentía con la mirada y la cabeza.

Trate de racionalizar con ellos.  Me gaste en vano. Era como pedirle a un perro que no se rascara.
Y a estos infelices les gustaba que otros parásitos vivieran a costa suya. Todo fue inútil.
Tenían que quedar bien con su amo. Aunque fuera a costa de sangre ajena.


A los días siguientes. Supe que el jovencito de la mantencion técnica de las compuertas ya no trabajaba ahí.

Estos infelices habían cumplido su cometido.

“El club de los maracos” se enquistaba más y más en el edificio. Y ahora ya tenían sacrificios humanos.

    


Un día converse con Begonia. Begonia casi no me hablaba. Pero era de buena cepa. Y aun así. Al principio casi no me hablaba. Y yo pense que era por un evidente resquemor a los galanes de uniforme. ( Todos estos tipos con alguna jefatura encima se la daban de “gandules” )


Y yo me dije:

 Esta bien. La rubia ha visto pasar una marejada de galanes con insignia.
¿ Por que habría de empatizar conmigo ?
¿ Como no va a tener resquemores conviviendo a diario con  la calaña de mis “pares en armas” ?
Y me lo dije entre todas las risillas de mis superyoes.
( ¡ Y realmente eran un concierto de risas burlescas ! )


Pero no lo hacia. Extraño. Pero no lo hacia… OH . sí, sí, sí !

Después supe por qué.



Aunque cualquiera se resguardaría de estos animales.( Y “la Bego” no era tonta)

Cualquiera lo habría hecho con tan solo un par de cromosomas normales.
Pero begonia era de un carácter dulce como una manzana. Por eso no lo hizo. Un amor podrido la obligaba.



Cuando mande a Raúl.( Recuerden que yo era jefe ). A apostarse donde “ la Bego” . En la recepción del edificio corporativo. No noté el resquemor de “mi soldado”.


( Aunque de manera mas coloquial solía llamarlos a todos “mis leones”; para reírnos un rato cuando nos tocaba turno de noche )



Entre Begonia y Raúl.

Todo fue una oposición de caracteres. Ninguno de los dos era capas de masticar al otro. Y las quejas iban y venían. Como el resoplido de un toro.

Yo trate de acomodar los turnos. Pero de algún motivo siempre les tocaban pares.

Hasta que un día pregunte al “Sierra” .
Sobrenombre del supervisor fijo de la instalación.

¿ Por que no cambias a Raúl  y lo mandas al subterráneo. El y Begonia no se llevan. Y los turnos son demasiado largos como para  preocuparnos por  algo tan nimio ?

Mejor si es así. Me respondió. No me gusta que se hablen.



El supervisor y begonia eran novios.
( Y sin querer juzgar a nadie ... A pesar de que este “tipazo” era casado )
 Era él quien ponía a Raúl siempre en el turno de la rubia recepcionista corporativa. Era por él que mi turno día siempre tenia una molestia. Todo era por mi jefe. Mi bien amado líder.

Después supe, que él era compadre de correrías  de los días libres y fines de semana de “los maracos”

“ Todo gran líder tiene sus súbditos ”

Y este “tipazo” tenía los suyos. Y yo no era miembro de su sequito.


( Antes que eso … mejor me cortaba un brazo.)


Al año después supe que “el sierra” se había llevado a España a “la Bego”. Y que ella se había regresado sin él.

El “tipazo” se había quedado solo.



Una vez conversamos de Chopin y  Van Gogh.  A la Bego le gustaba pintar. Tenía un estilo “como impresionista”. Me decía.
A mi me gustaba la música de mi radio. Así que a veces  hablábamos sobre algún aria de opera. porque me entretenía hablar de otra cosa que no fuera sobre el edificio.

Luego de algún rato le regalaba una gaseosa. Mientras yo me bebía  un café de maquina que simulaba un capuchino.

( Despertaba cada mañana a las cuatro y treinta. Y a las cinco y media ya iba sentado y durmiendo en el auto bus. Tenia que beber mucho café en el turno de mañana )

Después de eso le regalaba un pastelito de la maquina expensora.


 Y Cuarenta y cinco minutos después… “el sierra” me mandaba al subterráneo.



El subterráneo no era feo. Solo un poco oscuro. Y si no fuera por el frió y los calambres en las piernas de tanto correr. Era de lo más cómodo.
Y allí se estacionaban los vehículos de los empleados de la empresa.



La primera semana que llegue el subterráneo fue mi primer puesto de guardia.
Ocho horas de pie. Ocho horas correteando y anotando cubículos y patentes. Ocho horas con unos zapatos tan crueles que parecían hormas duras en vez de calzado.

A la semana después, deje los zapatos reglamentarios en mi casa. ( Y un día los queme )
Después me compre unos más cómodos. ( Por suerte nadie reparo en ellos)

Todo el día era correr y correr. Había que anotar cada patente entre los doscientos y más estacionamientos numerados.

La planilla decía: patente. Nombre. Estacionamiento. Hora de ingreso y hora de salida.

Parece poco. Pero habían horas del día en que tenias que correr anotando mas de veinte patentes a la vez.
Y si tenias suerte, con el tiempo memorizabas los nombres y estacionamientos de los empleados. Que siempre entraban y salían cambiando de estacionamiento.

Que más decir de las empresas de servicios. Algunas tenían estacionamientos asignados. La mayoría no. Había que memorizar la cara de los empleados. Y esperar que “la cámara acusete” no filmara algo distinto a lo que habías anotado en tu planilla.

Al final del día solo te esperaba un punzante dolor de pies y mucho cansancio. Y aun así el escritorio de la columna central que daba a las dos salidas del estacionamiento, había sido extirpado de los subterráneos. Por ser considerada un incentivo a la pereza del cuerpo de guardia.

El maldito hobbit, del que les había contado, fue el chinche que dio la orden.



Un día al viejecillo que atendía el estacionamiento externo. Unas calles más allá del edificio. Se le quemo el anafe. El fogoncillo eléctrico donde calentaba su comida.

El viejo hizo lo más pertinente de acuerdo a las políticas de conductos regulares.

Fue al edificio de servicios y comunico su desventura.

Hizo la queja formal y dijo:
“Se me ha quemado el anafe. No puedo calentar mi comida. Por favor… espero que me lo repongan.”

Después lo paso por escrito. Y lo presento en “recursos ¿ humanos ?”.

 

Al tiempo me contaron que uno de estas tenias. Mejor dijo, el piojo encargado de los gastos menores dijo:

¿ Que se ha creído este viejo ? ¿ De donde vamos a sacar plata para comprara un anafe ?

Aunque se enferme del estomago por comer comida helada no hay de donde para sacar dinero para esto…!!!

Y todo. Entre muchas sandeces más. ( Siempre enojado. Siempre incorruptible y serio )


A mi me pareció impropio.( Personalmente ) Sociopata. ( Pero hay que saber que en el mundo abundan los locos criminales insanos ) Y personalmente me he topado con muchos.

Tengo amigos sociopatas. He tenido jefes sociopatas. Compañeros de curso en alguna u otra medida sociopatas. Compañeros de trabajo sociopatas.
( En el trabajo como que se sueltan, y se muestran tal como son. Son como los gays reprimidos que van por primera vez a la “Blondie “)

Y he salido con alguna que otra mina que solo piensa en ella. O sea; también Sociopata.
( Pero en esas sexuadas ocasiones, fueron las únicas en que hice lo posible e imposible para disfrutarlo )  

Después de todo. En  todos esos casos. Todos los especimenes antes nombrados se  rigen por un insufrible amor a su ego.


 Pero “los maracos”  contaban el caso del viejecillo, como si fuera una broma.


Una vez, al tiempo de esto, en mi turno de noche; se estropeo un ascensor. Y por protocolo tuve que informar a todos mis, entonces, “jefazos”.

Mande mail tras mail. Después telefonee a cada uno. Ninguno respondió. Solo el teléfono del “piojito”  contesto.

Alooo…?
Contesto una jovencita en tono ladino.
Con quien desea hablar.( Estaba medio borracha)
Y coqueteaba con migo por el  teléfono.

Con don Alejandro. Dije.
 No esta. Me contesto. ¡ Espera ! ¡ Espera! Te quiere hablar.
( Eran como las cuatro de la madrugada . Un día sábado )


Don Alejandro…?

Le dije. ( Casi haciendo una caravana por la costumbre) He llamado al servicio técnico por el ascensor… dijeron que vendrán por la mañana…. A las…
… y que no tienen técnico a esta hora porque… Pero me aseguraron que llegaran a las ocho y media…Hoy no…  Por que es sábado… !!!

Ah…!!!
 …Y todo esta registrado en el libro de guardias… !!!


Había respaldado todo para no tener problemas  con estos insanos.



Ahhh … Sí…?
¡ Que bueno!!!. No se preocupe.

¡¡¡Que bueno que me halla  llamado !!!

El lunes lo vemos. Ud. Me avisa en caso de cualquier novedad. ( Como si la amabilidad y buen trato fueran un guiso de todos los días para el )

Mientras sonaban un par de besitos y mimos en el otro extremo del auricular.



 El  “care raja” de mi “súper jefe” andaba “puteando”. Y no con una “minita” cualquiera. Sus buenas lucas le costaban.

Era una de esas niñitas caras de las agencias privadas. De esas que valían por noche mucho más que un sueldo regular. Mucho. Mucho más.

Mina” platinum” le dicen en “El ambiente”.

Y es sabido que, como símbolo de estatus, a estos tipejos les gustaban las jovencitas caras.

Y que el anafe del anciano… cuando mucho valía cinco mil.



El lunes siguiente ni me saludo. ( Yo tampoco dije nada. )


Y los tipos del ascensor llegaron como a las nueve.



 Un día paso que el enano hijo de Satanás de mi “súper jefe contralor”. No había desovado bien por la mañana. (Recordemos que este coprolito de mono no era humano )

Y que quizás su mujer se canso de darle besos para ver si se convertía en algo que no fuera una rana.

¿ Quien sabe que fue lo le paso ? a lo mejor, solo se vio desnudo en el espejo después de su “ducha sanitaria”. Y noto que nuevamente le faltaban las pelotas.

Así que en cuanto llego al edificio las emprendió con el primer infeliz que encontró. Atino mal. Le dio conmigo. Y me hizo un mar de preguntas sobre la seguridad del edificio como para parecer más diestro que yo. Y como no …?  Si el pedaso de limo llevaba como veinte años chupando sangre antes de que yo llegara.

Después de eso llamo a mi amigo. El administrador del contrato de guardias. El me advirtió y trato de ayudarme. Hasta nos reímos juntos en el ascensor cuando subíamos a la oficina del mal parido de mi jefe. E incluso nos pusimos de acuerdo para que fuera a comer el fin de semana a mi casa por encargo de mi madre.

Terminada las risitas y las bromas fuimos donde el pedaso de guano.

La oficina era amplia. Con un escritorio y una mesa anexa como para hacer reuniones. Toda blanca con superficie de melamina.

Entonces empezaron las preguntas y las denostaciones.

El tipejo era vil. De muy mala calaña. Todo lo bueno contrastaba con su carácter de fascista. Este pelmazo vivía en un ambiente de opulencia que bien iba con su comportamiento. Se creía un reyezuelo.
 Pero  no era más que un aleonado pequeñuelo salido de algún histriónico entorno marginal. No tenía dignidad heredada. Sus pies estaban hechos de barro.

Y eso lo comprobé muy bien  a los días siguientes

La pústula humana me basureo. Golpeo la mesa. Y me gritoneo  a mí y a mi amigo.
( Y siempre lo malestaba;  tanto que yo sentía una rabia asesina cuando me lo topaba en algún rincón del edificio )

¿ Estas bien ? Le preguntaba cuando lo veía taciturno. Si. Me decía . Lo de siempre.
Y lo de siempre era que se había topado con este pedaso de mierda con corbata.



Las señoras del aseo lo sabían. Conocían al “ coquito de mono”. Por eso siempre me contaban lo que pasaba cuando yo no estaba en el edificio.


¿Sabe usted lo que le paso a su amigo hoy  ?
 Se acercaban a  confesarme  como si yo fuera un clérigo. Y entonces me contaban todas las desventuras de mi buen amigo.

Paso que el tipo se pasó de vivo. Nos trato como menos que gente. ( mucho menos que de costumbre )
Fue tanto que yo de un arco reflejo me puse la mano en mi placa y me la saque de un golpe.
( Seguramente el tonton del contralor creyó que lo hice porque me había intimidado.)

 Después supo que no era así. Si no; que había tenido mucha suerte. Demasiada. Por que yo estaba dispuesto a golpearlo y dejarlo inconsciente sin medir consecuencia alguna.

 Solo me detuvo la lógica alineación que habrían hecho de mí con mi amigo.
( Solo por eso me contuve. Debí haberle partido la nariz en dos )

Pero luego idee otra táctica para intimidarlo. Muy buena. Demasiado. Y eso me mostró quien era en realidad este parásito.



Pasado el mal rato. La idea de verlo llorando a golpes casi me obsesionaba. Lo miraba pasar siempre haciendo algún escándalo solo imaginado por él. Siempre metiendo bulla por que si.

Molestando a cualquiera porque su carácter era simplemente maldad. Maledicencia. Y desamor al prójimo.


Así que un día. Después de sus acostumbrados montajes de teatro absurdo. Enhebre un plan sencillo pero eficaz. Hice uso del hermoso arte del comidillo.  El precioso arte del lobby y el rumor.

Jenaro era el ingeniero eléctrico. Y a su vez uno de los cargos imprescindibles y de confianza. Pero también amigo de este pelmazo. Tanto así  que solía pasar algunos fines de semana en la cueva de esta rata compartiendo algún aquelarre con las demás alimañas que conformaban su nido familiar.

El nunca me lo dijo pero era fácil inducirlo con un poco de aplicación.

Este parásito no lo trataba como solía tratar a todos. E incluso Jenaro lo tuteaba con incomodidad, cuando era sorprendido por alguien más. Y eso me decía que eran muy amigos o muy buenos conocidos. Pero que querían pasar desapercibidos.

Y eso era para mi un arma perfecta para mi ensañoso experimento.



Un día fuimos con Jenaro a revisar los subterráneos . y conversábamos como siempre. El tipo era por lo demás agradable. Nos reímos un rato de no recuerdo que historia sobre el edificio. Después hablamos sobre las instalaciones. Y el me hizo una broma sobe “el Garoto”. Para después preguntarme por las amonestaciones que había recibido en mi tiempo como guardia.

Entonces fue cuando fingí seriedad. Y ahí fue cuando le dije : sabes Jenaro . Lo único que me molesta realmente es ese tipejo. Te aseguro que si me dejan solo con el va a despertar veinticinco minutos después de que yo lo haya noqueado. Se merece una buena paliza.

Estoy dispuesto a inventar una buena emergencia en el cuarto subterráneo para que vaya. Y ahí te aseguro que con suerte no lo mato. Aunque me arriesgue a una demanda. Nada le va a sacar su merecida golpiza.

Al dia siguiente el enanito habia cambiado de tono cuando me llamaba por telefono. Me trataba de señor. Y me sugeria en vez de ordenar.

Y yo todavía seguía con ganas de hacerlo cagar a golpes...