Buscar este blog

lunes, 15 de noviembre de 2010

Un Hombre Tiene que Hacer... Lo que un Hombre Tiene que Hacer...

Esta es una historia de hombres.

Hace no muchos años; cuando el cine estaba hecho de oro. La vida para muchos era una aventura distinta a la de hoy. Los hombres no lloraban.

Y esto quedaba esculpido en la mentalidad de la época gracias fantástico formato del celuloide.

En el cine los hombres eran rudos. Capaces de amar y de pelear. Ni pensar en una demanda. Porque hasta en los enredos de cualquier asunto judicial “el más hombre”. Ese que jamás lloraba. Aceptaba el albedrío de la justicia con un grave estoicismo y una fuerte tozudez. 

Ni el galán ni el antagonista abdicaban. Eran duros. Solo se dejaban doblar por el erotismo de la musa que los inspiraba a combatir.

Si el tema era una guerra. Esta catástrofe solo servia de escenario para el único fin posible. Hacerse de cualquier forma del amor que motivaba sobrevivir tras cada batalla.

Podían ser guerras de indios. Alemanes. Ingleses. O franceses. No importaba. Eran solo un adorno lo importante era mostrar la supremacía del fuerte porque estaba en lo correcto. Y por sobre todo…porque él. “El hombre”. Lo sabía.


Sucedió una vez. Hace no tanto tiempo. Pero los dos protagonistas de esta historia no ya están hoy con nosotros.

John quería dormir. Los compromisos lo obligaban. Por eso fue que no asistió a la fiesta de su amigo. Un piso más abajo en el elegante y caro hotel en que estaban pernoctando.
John trato de dormir. E incluso bebió media botella de wisky para ignorar el ruido. No pudo. En cuanto cerraba los ojos anestesiado en su nube de vapor alcohólico, el estruendo de los decíveles de la fiesta de abajo lo despertaban. 

¡ Porque no se calla este desgraciado !

Refunfuño con la ira del que ha agotado lo poco de buen genio que le ha otorgado la providencia. 
Luego reflexiono. Se contuvo un poco; y reconoció que era, tanto conocido, como amigo de muchos de los de la fiesta. Así que decidió telefonear. 

-Alo!
-Si ? 
-Dame con Frank.
-Frank esta ocupado. Esta preparando unos tragos. Además esta con un par de mellizas.
- No me importa. Dile que venga. Ahora.

A los aproximadamente diez minutos Frank contesto el teléfono deshaciéndose en disculpas como lo haría cualquiera ante la llamada de un viejo amigo que te llama algo bebido. Acordaron bajar el volumen de la música de la fiesta.
Todo estaba bien. Por un momento.
La música subió de decíveles con más fuerza. John despertó sobresaltado y mascullo algo sobre “una buena patada en el culo”. Volvió a llamar. Pero el cuento se repitió. Cuatro veces.

Estaba Frank en franco coloquio con las dos mellizas. Los tres bastante borrachos. Cuando sonaron unos violentos y neuróticos golpes de mano que por poco botaron la puerta. El autor de esta escena debía forzosamente ser un gigante corpulento. Y así lo era. Era John. Envenenado de ira.

Tomo a Frank del pecho; de la camisa a medio salir del pantalón. Y esto era merito de las dos amables mellizas que se apartaron espantadas. Lo tenia cogido como cuando se toma del moño corbata a un peluche de trapo.

Fue cuando un giganton relamido. Que parecía estar aparte de la celebración. Se acerco a john diciendo: 
¡ Nadie puede tocar al señor “Sinatra” !

No termino de decir esto, cuando John lo redujo a un cuerpo tirado en el suelo de un brutal y certero sillaso.

La fiesta había terminado. Y “John Waine” era “el hombre”.

No hay comentarios: