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jueves, 18 de noviembre de 2010

NOCHE DE CACERÍA.


Noche de cacería.

Hoy día vino pablo. Y pablo es como un coyote. Solo le importa comer. Comer minas. Y con un par de tragos en el cuerpo no le importa el estado de la carne que va a consumir.

Se parece a mí. ( Quizás por eso es mi amigo ) pero siempre cuenta con suerte. Las minas que se le aparecen en cada carrete siempre tienen cara de “Pijesitas”.

Debe ser por sus ojos verdes y su pelo castaño claro; y ese acento trasandino que imita cuando es necesario. Las minas caen por su propio arrivismo y torpeza. Mientras yo me sonrío diciendo:
 ¡ otra vez la hiciste …!
 ¡ Selección natural…!

Y siempre me lo digo para adentro sin envidia alguna. Pero siempre con curiosidad.
¿ Por que las minas caen con truco tan fútil ?

No es que me jacte como algunos de mis amigos de su ecléctico gusto por las “libre pensantes”
( En lo personal creo que son solo minas descontentas que reclaman por todo. Y se mojan solo cuando se quejan.
 Y que igual por flojera. Tendrían una señora para que les hiciera el aseo por un sueldo insignificante ) Pero este no es el tema de hoy.

Resulta que salimos con pablo a tomar unos tragos con unos amigos. Nos bebimos una botella de sour en el auto entre tres. Mi hermano, pablo y yo.
( Mi hermano también es mi amigo) Mientras… Esperábamos a las demás ratas del pack.
( “Pack rats”. ¿ Les suena…? ¿ A que ustedes también tienen un paquete de ratas como amigos?








Entramos con las ratas al local. Pedimos el “cover” y lo bebimos de un sorbo. ( Suerte la nuestra que la “barwoman” era una antigua amiga del grupo. La “Ceci” ) gracias a ella nos tomamos otro a la salud de los ausentes. ( Había que brindar con elegancia ante tal reencuentro )
Luego entre tanta música y baile comenzó la cacería. Dividimos nuestros flancos y empezó la escaramuza.



Pablo se lió una rubia grandota y bien proporcionada como las que salen en los calendarios de los talleres mecánicos. Bonita. Muy bonita.
Yo encendí mi décimo cigarrillo mientras lo miraba alejarse “comiéndole oreja” para así llevarla a un rincón más oscuro.

Mientras. Mi hermano saludaba abrazado a un par de “guarras” que había conocido en una ruaba anterior.

Ni siquiera me di cuenta cuando un giganton flaco y greñudo levantaba de las solapas a mi amigo. Camine rápido. Y le puse la mano en el pecho al galán enajenado; separándolo de mi amigo mientras le decía:

 Tranquilo niñito. ¡ Estamos celebrando !
¡ Mi socio esta de cumpleaños !!! Y le hice un ademán a mi hermano con la mano para que saludara junto con mis otros amigos. Éramos mucho más que uno y además nos conocían los dueños. Fue suerte.( Además de mentira.)
Y el galán desistió en su envestida.

 Mientras. Mi amigo. Medio borracho. Manoteaba con ánimo pendenciero.
¡Vamonos! Le dije. Deja tranquila a la mina. Nos fuimos.

En eso llego otro tipo. Había llegado después que nosotros y nos habíamos topado en los estacionamientos. Venia con cinco minas.
Bebimos un par de tragos y me presento a dos. A esa altura yo ya veía doble. Ellas también.







Me gustaba más la alta. Una morena blanca de cabello liso que bailaba cadenciosamente. Y que tenía un lunar muy bonito sobre el labio superior. Y unas caderas sobresalientes. Lamentablemente se notaba que le gustaba a mi nuevo amigo. Opte por la segunda. Morenita, baja, pero de grandes pechos.

“ No es de caballero ofender a quien te da de comer ”.

Bailamos. Hablamos. Y nos dimos un beso.
La tipa quería tantearme. Quería saber cuanto yo pesaba.
Me pregunto por mi profesión. Por mi edad y por mis compromisos. Yo no mentí. Le dije en todo la verdad.

No me creyó. ( Y no era la primera vez que me pasaba. Incluso las topleras jamás te creen ) La mina andaba con el vestido de novia en la cartera.
( Buscaba un desesperado.  Atino mal )

No me importo. Le metí la mano por debajo del sostén. Ella no quería.
Me dio lo mismo.

Después me dijo:
 “ Se nota que estas falto de cariño”.
 Fue raro. Yo no me andaba ofreciendo.( A los hombres no nos  conflictua que nos manoseen las minas.)

Fue en eso. En ese eco de palabras vacías. Que llego la típica amiga regordeta con alma de salvavidas.
La tomo de la mano. Como resguardándola del peligro mientras yo le susurraba al oído:
                              ¿ Vas a volver?

No sé. ( Dijo con ambigüedad )
Y yo mire donde mis amigos. No estaban. ( Se habían escapado a sus casas hace un largo rato )

Entonces me pare y camine hacia mi hogar.
Cuando llegue. Pablo dormía en mi sofá. Habían sido muchos tragos.

La noche moría con el canto de los gallos.


                                                                     Fin.   

1 comentario:

Unknown dijo...

interesante,cuento descriptivo de la situación y del personaje en cuestión posee fluidez,malicia esa que caracteriza al común de los hombres.