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martes, 7 de diciembre de 2010

LOS CUERVOS

LOS CUERVOS.

Mi amor:
Siempre me robas todo.
Eres un cuervo lascivo
                                      Que siempre me saca los ojos.

Mi amor:
Siempre me partes el pecho.
Me comes como las hormigas
                                               Todo lo que tengo dentro.

Mi amor:
Me duelen los huesos al verte.
No puedo ponerme de pie
                                        Los días que estoy sin tenerte.

Mi amor:
Mi dolor por ti es tanto !
Quisiera robarte la vida
                                     ( Para compartir mi llanto )


Mi amor:
Tu amor es amor maldito.
Me vuelves tu marioneta.
                                      ( Y no quiero cortar los hilos.)

                                      

Mi amor:
Eres la reina de saba.
Por ti dejaría mi reino.
                                 ( Aunque quiera Dios que no lo haga.)

SOLILOQUIO PARA MI AMOR SI MUERO...

Soliloquio para mi amor si muero...

Amor.
¿ Me llamas ? Voy

Amor.
¿ Me amas ? Yo...

Amor
¿ Que dices ? (Amor)

Amor
¡ No llores ! Yo estoy

Amor
No pienses. ¡ Yo soy !

Amor. Mi vida.
( Me voy ).

Amor . Te amo.
( Adiós)

sábado, 4 de diciembre de 2010

POR FAVOR... BAÑESE AUNQUE SEA POBRE...

POR FAVOR ... BÁÑESE AUNQUE SEA POBRE.

Hoy me levante temprano. Sonó el celular con alevosía. Se parecia a mi madre cuando mete bulla los días domingos.

Me tire cama abajo. Me llamaban del trabajo. Soy independiente. Trabajo solo.

Tome el autobús. Lo de siempre:

Taco en el cruce del semáforo. Vieja que se queja con el chofer. Chofer que no pesca. Pasajeros que hacen caso omiso.

Lo de siempre.

 Era la ruta de la autopista. El tour del que viaja apurado.
 Pero siempre menos apurado que el chofer del autobús.

En el cruce subió un "flaitecito". Vendía stiquers. Feos. Muy feos. Eran pedazos de plásticos pegoteados que según decía el "canerito" que los vendía, servían para pegar en los cuadernos de los niños.

El pendejo quería ser simpático. Quería llamar la atención. Pero era un pegote feo. Feo. Con marcas de acné en su cara.
Como sus pegatinas. Feas. Sin gusto.

Se hizo el galán con dos niñitas rubicundas que hablaban como ferianas. No eran feas. Parecían damitas. Pero el acento las delataba.

Tez clara. Ojitos celestes y verdes. Y una lengua muy puntiaguda.

El vendedor de "la novedad del año" intentaba llegar al menos al corazón de una de las dos; con payasadas tan burdas que sentí vergüenza. Hablaba como el "pato Donald". Les rapeaba. Chillaba en algún dialecto propio de su rama de primates.
Que era un código ininteligible incluso para el delfín más amaestrado.

 Era patético.

 Burdo, ordinario y patético.

Después se fue hacia los asientos de atrás del autobús. A mí ya me tenía nervioso:
 ¿ Por que no se calla ?
¿ No ve que parece un mono ? ¡ Solo le falta el organillero !

Pero el simio no sabía leer la mente. De haberlo hecho se habría suicidado ante tanta protesta.
( O en su defecto nos habría asaltado a todos )

Y volvió a... cantar ? el rap del pato Donald ?

Fueron los cuarenta y cinco minutos más desagradables de la semana.
He pasado por peores. Pero uno nunca se imagina que el desagrado del desgraciado anterior pueda ser superado tan fácilmente.

¡ Ojalá les pagaran para justificar tanto esfuerzo!

Paso el flaite por mi rincón. Por mi asiento al lado de mi ventana. Y un olor a sabanas sucias me perforo la nariz.

Conozco a gente. Y debo escribirlo con letras grandes "GENTE". Y todos se bañan por la mañana. No importa su condición social. Este no. Tenía olor a sucio.

Era un flaite galán y sucio. Además le fallaba el "chiclere de baja". Y seguía pretendiendo ser tomado en cuenta por el par de dulcineas rubias que solo deseaban tenerlo un rato a solas para "lebantarlo a chuchadas".

Parecían damitas. ¿ No se los habia mencionado ?

El autobús habia llegado a la ciudad. Y el desventurado galán seguía dando clases de: "cómo NO... ( Enfasis en ¡NO! )  ... se conquista a una dama".

Hasta el automatizado chofer del autobús le dio un par de miradas que de ser cuchillos yo habría quedado todo salpicado.






Llegamos. Le dijo.  ( Con la suavidad que tienen los micreros )
Y el se despidió por poco con besos con el par de diosas de barrio.
Ellas se rieron nerviosamente. Quizás por el olor. Quizás por la incomodidad.
¿ Quien sabe... ?
Pero cualquiera de los dos argumentos en la historia que ellas contaran estoy seguro que son valederos.

Y se bajo del autobús.
Hizo una maroma que él pretendía ser simpática. Como un mimo que choca con una pared.

Ahí fue que lo mire bien. Tenía un par de brazaletes de alambre puestos justo en cada uno de sus escuálidos bíceps. Y una camiseta de algún club deportivo gastada y raída. Con un par de pantalones dos o tres tallas más grandes; desteñidos y gastados como los que usan algunos cantantes "fuleros" y marginales que salen en la T.V.

¡ El hombre se creía todo un galán ! Y era un marginal "casanova sobreinflado".

Suerte que se bajo. Me sentí aliviado.

Veinticuatro minutos antes casi me sentí obligado a decirle que se tirara ruedas abajo.
Ese olor a mugre me hacia doler la cabeza.

Me baje de la micro y me dirigí a la oficina de los ingenieros que me habían llamado temprano por la mañana.

( Y recién eran las once y media ) todavía me faltaba el “pirulazo” que me tenia reservado mi jefe.
  
                                                          Fin











  


ABORTO... SOY TAN VIEJO COMO UNA PLANTA DE CEBOLLAS...

El no nacido. ( La planta seca )


Soy tan viejo como una planta de cebolla. 
A mis nueve meses ya no estaré aquí.

Tan solo cuatro semanas. Cuatro. Cuatro semanas de vida.
Soy tan viejo como una planta de cebolla.

La maldad de mis padres será tan vieja como un pino.
Una sombra  majestuosa que fluirá sobre mi cadáver.

Soy tan viejo como una planta de cebolla.
Jamás los pájaros comerán de mi semilla.

Yo solo abonare la raíz. La raíz de la maldad de mis padres.
No veré la eflorescencia del día. Pero ellos sí.

Su acto salvaje crecerá bajo la luz del sol.
Y entre el follaje de su culpa harán nido las lamías.

Cien años. Cien. Será lo que dure su purga.
(Pero yo no estaré aquí)

Soy tan viejo como una planta de cebolla.
Y acabo de morir. ( Me habría gustado conocer el sol )

jueves, 18 de noviembre de 2010

NOCHE DE CACERÍA.


Noche de cacería.

Hoy día vino pablo. Y pablo es como un coyote. Solo le importa comer. Comer minas. Y con un par de tragos en el cuerpo no le importa el estado de la carne que va a consumir.

Se parece a mí. ( Quizás por eso es mi amigo ) pero siempre cuenta con suerte. Las minas que se le aparecen en cada carrete siempre tienen cara de “Pijesitas”.

Debe ser por sus ojos verdes y su pelo castaño claro; y ese acento trasandino que imita cuando es necesario. Las minas caen por su propio arrivismo y torpeza. Mientras yo me sonrío diciendo:
 ¡ otra vez la hiciste …!
 ¡ Selección natural…!

Y siempre me lo digo para adentro sin envidia alguna. Pero siempre con curiosidad.
¿ Por que las minas caen con truco tan fútil ?

No es que me jacte como algunos de mis amigos de su ecléctico gusto por las “libre pensantes”
( En lo personal creo que son solo minas descontentas que reclaman por todo. Y se mojan solo cuando se quejan.
 Y que igual por flojera. Tendrían una señora para que les hiciera el aseo por un sueldo insignificante ) Pero este no es el tema de hoy.

Resulta que salimos con pablo a tomar unos tragos con unos amigos. Nos bebimos una botella de sour en el auto entre tres. Mi hermano, pablo y yo.
( Mi hermano también es mi amigo) Mientras… Esperábamos a las demás ratas del pack.
( “Pack rats”. ¿ Les suena…? ¿ A que ustedes también tienen un paquete de ratas como amigos?








Entramos con las ratas al local. Pedimos el “cover” y lo bebimos de un sorbo. ( Suerte la nuestra que la “barwoman” era una antigua amiga del grupo. La “Ceci” ) gracias a ella nos tomamos otro a la salud de los ausentes. ( Había que brindar con elegancia ante tal reencuentro )
Luego entre tanta música y baile comenzó la cacería. Dividimos nuestros flancos y empezó la escaramuza.



Pablo se lió una rubia grandota y bien proporcionada como las que salen en los calendarios de los talleres mecánicos. Bonita. Muy bonita.
Yo encendí mi décimo cigarrillo mientras lo miraba alejarse “comiéndole oreja” para así llevarla a un rincón más oscuro.

Mientras. Mi hermano saludaba abrazado a un par de “guarras” que había conocido en una ruaba anterior.

Ni siquiera me di cuenta cuando un giganton flaco y greñudo levantaba de las solapas a mi amigo. Camine rápido. Y le puse la mano en el pecho al galán enajenado; separándolo de mi amigo mientras le decía:

 Tranquilo niñito. ¡ Estamos celebrando !
¡ Mi socio esta de cumpleaños !!! Y le hice un ademán a mi hermano con la mano para que saludara junto con mis otros amigos. Éramos mucho más que uno y además nos conocían los dueños. Fue suerte.( Además de mentira.)
Y el galán desistió en su envestida.

 Mientras. Mi amigo. Medio borracho. Manoteaba con ánimo pendenciero.
¡Vamonos! Le dije. Deja tranquila a la mina. Nos fuimos.

En eso llego otro tipo. Había llegado después que nosotros y nos habíamos topado en los estacionamientos. Venia con cinco minas.
Bebimos un par de tragos y me presento a dos. A esa altura yo ya veía doble. Ellas también.







Me gustaba más la alta. Una morena blanca de cabello liso que bailaba cadenciosamente. Y que tenía un lunar muy bonito sobre el labio superior. Y unas caderas sobresalientes. Lamentablemente se notaba que le gustaba a mi nuevo amigo. Opte por la segunda. Morenita, baja, pero de grandes pechos.

“ No es de caballero ofender a quien te da de comer ”.

Bailamos. Hablamos. Y nos dimos un beso.
La tipa quería tantearme. Quería saber cuanto yo pesaba.
Me pregunto por mi profesión. Por mi edad y por mis compromisos. Yo no mentí. Le dije en todo la verdad.

No me creyó. ( Y no era la primera vez que me pasaba. Incluso las topleras jamás te creen ) La mina andaba con el vestido de novia en la cartera.
( Buscaba un desesperado.  Atino mal )

No me importo. Le metí la mano por debajo del sostén. Ella no quería.
Me dio lo mismo.

Después me dijo:
 “ Se nota que estas falto de cariño”.
 Fue raro. Yo no me andaba ofreciendo.( A los hombres no nos  conflictua que nos manoseen las minas.)

Fue en eso. En ese eco de palabras vacías. Que llego la típica amiga regordeta con alma de salvavidas.
La tomo de la mano. Como resguardándola del peligro mientras yo le susurraba al oído:
                              ¿ Vas a volver?

No sé. ( Dijo con ambigüedad )
Y yo mire donde mis amigos. No estaban. ( Se habían escapado a sus casas hace un largo rato )

Entonces me pare y camine hacia mi hogar.
Cuando llegue. Pablo dormía en mi sofá. Habían sido muchos tragos.

La noche moría con el canto de los gallos.


                                                                     Fin.   

lunes, 15 de noviembre de 2010

CUENTERO: Mi amor soy solo un perro...

--------CUENTERO: Mi amor soy solo un perro...: "Mi amor…soy solo un perro… Mi amor hoy día me emborrache y como siempre pensé en ti. Tus ojos me guiaban en mi nebulosa. En mi nube de vapo..."

EL INFIERNO TIENE OLOR A GOMA...

EL INFIERNO TIENE OLOR A GOMA. 
(Historia en el cruce de Maipú. Parte primera) 

Cuando acabe trabajando en la Good Year fue por casualidad. 

Yo tenía un amigo. Lo conocí en el ejército. Cuando éramos casi niños. Dieciocho o veinte años. 
Me lo tope en un supermercado. Cuando compré unas galletas. Estaban de oferta; y eran de chocolate. 

Me lo tope cuando no tenia esperanza alguna. Estaba totalmente solo y quebrado. Y mi computador había muerto. Mi placa madre se había quemado. 
( Yo siempre trabajo solo; y sin mi herramienta no hago mucho ) 

Era mi amigo. Limpay. Y siempre fue de fiar. Era digno este Limpay. Era sano. No maleado. Digno. Hombre de palabra. 

Me dijo que donde trabajaba necesitaban más gente. Y que el me ayudaría a entrar. Yo le creí. Limpay era de buena crianza. 

Fue un día martes. ( Día del dios de la guerra ). Me presente. Pase todas las pruebas. 
E incluso a la vieja explotadora. La concubina de mi jefe. La misma que me hizo una prueba grafológica junto con un test de perfil psicológico. ¿Para que? Si yo solo apilaba neumáticos? 

Seguramente era tan solo una siutiquería que aplicaba para después ufanarse cacareando junto a sus, seguramente, más desplumadas amigas de juventud. 

Y la vieja me envió a la correa RX. En donde el trabajo era lo más parecido a una condena en una galera. Allí éramos tratados como a unos esclavos; y a veces como mucho menos. Nos hacían sentir como si tuviéramos marcado en la frente un timbre de tercera o cuarta clase en la categoría los que no nos creían pertenecientes a la raza humana. 

Mientras. La panza del hijo de puta de mi jefe crecía día con día. Y también la de los otros gastrópodos que conformaban su familia. 

Tenía dos hijos al parecer. Una enana feuchenta que yo jamás conocí. Que era la que llevaba las cuentas. Y un gigantesco oso moreno casi negro; de apariencia solapada y ladina. 

El gordo come hamburguesas, ( Esta era su dieta habitual ) tenia dos departamentos en el centro. Dos covachas que mantenía con su sueldo. Dinero que le era pagado por su grotesco, obeso y cínico padre; para que estuviese cómodamente en su oficina contestando teléfonos y comiendo todo tipo de masas. 

Botanas que hacia deslizar por su tracto, siempre con dos litros de gaseosa. Pero esto era solo un entremés. Después iba a almorzar o a tomar café al casino de los empleados “como todo digno hombre de trabajo”. 

Mientras. El viscoso anciano sonreía. 

Porque su empresa. El fruto de tantas y tantas fatigas ajenas. De explotación e insensibilidad sociopatica. Contaba con la seguridad de seguir descarnando espaldas a costa de un sueldo miserable y de la mucha necesidad de los no tienen opción. 

Sí. 

La familia quedaría amparada gracias a la desvergüenza del hipertrofiado gusano obeso de su hijo. 

No conocía el pudor. 

Es más. Este cínico chupa sangre. Siempre tuvo la previsión de jamás. Nunca. Enseñarle su significado. 

Por eso su hijo era, ante sus ojos, un hombre perfecto. Un hombre de convicciones férreas. Un hombre que desde niño jamás cavilo frente a ninguna circunstancia de la vida. Y especialmente ante una enorme fuente de papas fritas. Un hombre sin egoísmos; solo con un inmenso apetito por la vida y las frituras. 

Sí. La familia podía descansar en él. 
Total; gracias a la explotación de sus desventurados congéneres, la comida abundaba. Y el sillón frente al escritorio; era por lo demás cómodo para su gigantesco chinche. 


Este pelmazo era racista. Seguramente discriminaba por sus amplios conocimientos estéticos y por su aguda percepción del buen gusto y la belleza. Quizás por esto mantenía su cuerpo en adónicas condiciones ingiriendo elefantescas cantidades de carbohidratos y azúcar. 

Un día llego un moreno. Un niño. Un joven pequeñito de raza negra. Tenía un nombre y apellido de origen musulmán. Era un emigrante de algún país sudamericano cercano al ecuador. Creo que se llamaba “Alí”. 

En cuanto lo vio; hizo una mueca de disgusto. Yo estaba a sus espaldas marcando mi tarjeta de egreso, al lado de unos destartalados casilleros. Lo ví de primera fuente porque estaba en el ángulo preciso. Su mofletudo rostro se distorsionó por fracciones de segundo mucho más de lo normal. Este tipo en realidad era feo. Tanto que me extrañaba que incluso no oliera mal como lo hacen generalmente los cerdos. Pero solo Emitía un leve aroma a papas y otras frituras. 

Más tarde. Al tiempo después. “El Negrito”. Se convirtió lentamente en el guardián de su amo. E informaba de todo a su “Morsa Reina”. 

Nada ocurría donde estaba “El Negro” sin que el gigantesco “Guata de Sapo” lo supiera. Porque el pequeño ya no era un simple operario. No. Ya no. Ahora era algo más a los ojos de los miembros de esta grasienta familia de encomenderos. No. Ya no era una molestia necesaria. Ya no era un sueldo más que mermaba sus arcas cuando asolaban el supermercado en vez de comer afrecho como lo hacen todos los demás puercos. 
No. Ya no. 
El moreno era ahora algo mejor para sus jefes. Era un hombre de confianza. 
No como los otros que se negaban a trabajar los días feriados o a hacer doble turno. O prestar algún servicio incluso en navidad. 
No. Ya no. 

El a sus ojos significaba el futuro. El era ahora un animal domestico. 

Tanto así que un par de veces lo llamaron por su nombre mientras el gordo “culo de vaca” le convidaba un vaso de su gaseosa. 

Lo juro...Yo se que me amas...

Lo juro. ¡Yo sé que me amas! 
( Los amantes ) 

Lo juro. Te juro mi niña que deberías ser reina. Lo juro por mis negros ojos que te ven cada mañana. Lo juro. 

No la esclava de un turno de ocho horas como lo somos todos. 

Te juro que deberías serlo. Y que Dios es como un payaso loco al dejarte tan frágil y sola en este panteón gris y sucio. 

Como es el mundo ( Y no en el cielo.) 

Lo juro. Tu talle de ninfa no tiene rivales y tu piel dorada iguala al sol. 

Eres tan hermosa que opacas al día y a la vida misma con tu caminar. 

Y que cuando duermes; sobre tu ventana, la luna amarilla se posa envidiosa 

Solo para verte. Solo para odiarte; por tu cuerpo laxo que sueña tranquilo. 

Porque la flor nácar que duerme en tu alcoba vuelve codicioso al mismísimo sol. 

Y que al nacer el día, Febo en su carruaje, pasa sigiloso por donde reposas. 

Hace caravanas. Saluda a la vida. Como enamorado que cela a su amor. 

Porque tú mi niña lo cautivas todo, y eres lo mas bello de la creación. 



Lo juro. Juro por Dios. 

Juro que en mis años de ruaba nocturna, y aun bajo la luz hiriente del día. 

Jamás vi. Princesa engalanada, ni brillo de gema lustrosa más llamativa que tu. 

Ni aun en mis más delirantes espasmos de pérfido amor. 

Más aun. Ni aun en mi cercanía con la muerte provocada por la soledad. 

Jamás evoque salvación alguna, aturdido por la ignorancia de no saber que tú existías. 

Y sé que me amas. Lo juro. 

Sé que te acercas indiferente porque sabes que te espero. 
Y que te muestras lejana, y a la vez gustosa de verme. 

Y que si miro a tus ojos la deferencia no existe. 
Porque demuestras desprecio donde yo sé que hay amor. 

Y escondida tras un saludo e indiferencia feroz. 
La impaciencia me mastica volteándome los sentidos. 

Y tú. Tu. Te vuelves la esperanza que me salva cada día. 
De ese destino monstruoso de la gillette y la ducha. 

Y cuando me quedo solo con mis rojos pensamientos; la corbata me sofoca en un arrebato de ira. 

Y sé que hay mucha gente para destruirlo todo. 
Y me encierro nuevamente en la jaula de mi compostura. 

¿Qué culpa tienen el mundo de que “ese otro” te haga suya? 

Y me guardo mi furia asesina. 

Aunque no dejo de odiarlo por no dejarte ser mía. 

Y me repito enojado: 
(Musitando cabizbajo) 

"¡ Lo juro. Lo juro por Dios. Ella me ama en secreto ¡". 

Aunque solo yo. 

Solo yo. 

Ahogado en mis delirios. 

Solo yo. 

Solo yo... parezco saberlo. 

A veces por la mañana me llama Lis...

El telefono,.


Te veo con mis ojos cerrados
Cuando te acercas atenta.
Por esta extencion; con tu voz

Y me respiras despacio.
Dulce; En mi oido 

Y te sientas en mi mesa 
Para hablarme de tu dia
por este feo cable encorbado
con que me tienes sujeto.

Pasa un cigarrillo Junto a otro
Y sigo amarrado a ti
A tu presencia .Lejana.
Mientras bebo mi cafe.

Atado a este feo cable 
Que me susurra al oido.